Cuentos Rotos es un compilado de textos cortos que narran diferentes historias alrededor de las experiencias de personajes ficticios en ambientes reales, y en otros casos, sus protagonistas son personas reales en ambientes improvistos. Historias mezcladas con locura, melancolía, urbe, amor, sexo, alcohol, introspección, poesía y mucha lluvia.
Bienvenidas y bienvenidos a Cuentos Rotos.
¡Gracias por leer!
Han pasado varios días desde la declaración de cuarentena obligatoria a nivel nacional. De esta manera se intenta reducir los números negativos que ha venido sumando, lamentablemente, la amenaza invisible que quiere ponerle fin a la vida como la conocemos hoy, o quizás como la conocíamos.
Frank no huía por temor, él sabe de tormentos, lo hacía afanoso porque sabía muy bien de que se trata. Corría desesperado con la idea de que el dolor no tocara a su puerta de nuevo, pero como siempre se equivocó.
El poeta sin poesía.
El escritor sin historias.
El árbol sin hojas.
La taza sin café
Los enamorados sin amor.
Los cómplices sin crimen.
El loco sin su mundo libre de razón.
Al cruzar la puerta para entrar al “Teatro del Placer”, la ciudad se fue quedando a nuestras espaldas. Sentí en carne propia como una dimensión desconocida, densa y oscura fue devorando poco a poco mi cuerpo. A lo lejos los gemidos de una mujer y las fatiga de un hombre que decía ¡fuck, yes, yes, yes! me iba poniendo la piel de gallina. Debo aceptarlo; estaba muerto del miedo, pero la curiosidad es el mejor combustible para motivar cualquier acción, cuando el coraje ha abandonado el cuerpo.
Anoche soñé contigo, y fue algo extraño. No sé por qué razón tu imagen visitó el profundo sueño que suelo poseer después de una larga jornada de trabajo. Recuerdo muy bien todo, por atípico que parezca soñar contigo anoche es una de las pocas historias que recuerdo cuando me encuentro en ese estado de vulnerabilidad e inconsciencia que permite el estar dormido.
Ten presente que muchos llegarán a ofrecerte el cielo y las estrellas. Podrán tocar tu carne y tu sexo. Pero recuerda que sólo yo superé el magnetismo que produce la inmensidad de tus voluptuosos pechos, y me enamoré de ese pequeño destello de luz que se oculta en el mar de tus ojos bellos.
Hoy amanecí contento en un día triste, y no entiendo el por qué de tanta dicha. Si como siempre he salido a la misma hora de casa para estar a tiempo en el mismo trabajo, con la misma gente y con la misma motivación -pagar las deudas-.
El lugar resulta ser un laberinto lleno de escaleras angostas hechas de madera y habitaciones no muy amplias. Las puertas eran sábanas de algodón rojas que colgaban en los marcos para intentar brindar algo de privacidad y misticismo a cada una de aquellas precarias e improvisadas salas de cine.
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